Ponemos en un cazo el agua y la sal. Cuando empiece a hervir añadimos la mantequilla. Una vez fundida añadimos la harina de golpe y lo amasamos a fuego muy suave con una espátula.
Cuando la masa se haga una bola seca que se despega de las pareces (unos dos minutos) la retiramos del fuego y la dejamos templar. Añadimos los huevos enteros (sin batir) uno a uno y los mezclamos con la espátula. La masa debe quedar consistente.
Ponemos aceite en un cazo o sartén y lo calentamos hasta que esté bien caliente.
Con una cuchara untada en aceite vamos poniendo bolitas de masa en el aceite, moviendo con una espumadera. Poner poca cantidad de buñuelos en la sartén para que no se peguen unos a otros al inflar. Retirarlos cuando estén dorados.
Preparación (crema pastelera)
Hervir la leche con la canela y el limón.
Mezclar aparte las yemas de huevo con el azúcar y la harina. Cuando la leche empiece a hervir, la mezclamos con las yemas sin dejar de moverlo con una varilla.
Cuando la mezcla empiece a hervir, la retiramos del fuego batiéndola bien para que no se hagan grumos. Lo pasamos todo a un recipiente frío.
Rellenar los buñuelos con una manga pastelera y añadir azúcar glass al gusto.
Trucos y consejos
Nota: para conseguir el azúcar glass, basta con moler azúcar normal en el molinillo de café.
Según otros autores, la historia del buñuelo es más reciente de lo que se cree. Ofelia Déleon, antropóloga e investigadora guatemalteca, cree que la historia del postre en Sudamérica se remonta al siglo XIX.