Lavar muy bien las morillas bajo un chorro de agua para retirar la arenilla que indefectiblemente habrá en sus alvéolas. Escurrirlas y secarlas en papel absorbente. Repetir la operación para asegurarse que no queda rastro de arenilla.
Cortar cada seta en 2. Calentar la mantequilla clarificada en una sartén y saltear las colmenillas rápidamente, escurrirlas en un colador. Poner 20 g de mantequilla en la misma sartén y hacer sudar las chalotas sin que doren. Agregar las morillas y el medio ajo aplastado. Salpimentar. Desglasar con los vinos y reducir a la mitad. Agregar la crema y cocinar suavemente 4 minutos. Montar la salsa con 20 g de mantequilla y rociar con un chorrito de zumo de limón. Rectificar sabores.
Retirar la parte dura de los trigueros y cortarlos en trozos de 5 cm de largo. Cocerlos rápidamente en agua salada - 3 minutos bastarán - y pasarlos por 30 g. De mantequilla fresca fundida para lustrarlos.
Colocar las morillas en cazuelitas, los espárragos encima. Napar con la salsa. Adornar con unas puntas de perifollo.