1 cucharada sopera de aceite de oliva (podemos usar también el que tengamos, como puede ser el de girasol).
1 vaso de agua templada.
Procedimiento
Mezclar y amasar todos los ingredientes juntos hasta lograr una masa fina y homogénea. Es importante que tanto nuestras manos como la superficie sobre la cual estemos amasando esté siempre harinada para que no se pegue la masa).
Dividir la masa en bolas de unos 50 gramos. Las volvemos a amasar un poco cada una y las dejamos reposar unos 30 minutos.
Aplastaremos y estiraremos cada bola hasta conseguir una tortilla o tortita redonda de unos 20 centímetros.
Las colocaremos sobre una tela enharinada (para que no se enganchen) y las dejaremos reposar hasta que alcancen, más o menos, el doble de su volumen inicial.
Las pondremos al horno, previamente calentado a unos 220 grados, sobre una bandeja ligeramente aceitada (para que no se peguen) durante unos 10 minutos. Durante la cocción veremos que se hinchan un poco. Al sacarlas se deshinchan y quedan ligeramente huecas por el centro.