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Chile y Latinoamérica en el siglo XX/El golpe militar de 1973

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Chile y Latinoamérica en el siglo XX


El siguiente ensayo analiza algunas posibles causas del golpe de Estado ocurrido en Chile el año 1973, esto es, el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973, por los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas y el Director General de Carabineros. El problema que se plantea es determinar las causas que llevaron a las Fuerzas Armadas y de Orden a dar el golpe de Estado y poner fin al gobierno de la Unidad Popular (UP) liderado por Salvador Allende.

Al efecto nos planteamos 4 hipótesis de trabajo. Primera causa, influencia de la guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Segundo causa, participación de sectores políticos en el plan contra Allende para impedir instaurar un régimen comunista, como la derecha, el Partido Demócrata Cristiano (PDC), los medios de comunicación anti-comunistas y la Iglesia Católica. Tercera causa, orientaciones ideológicas contrapuestas dentro de la colaición de gobierno (UP). Su influencia en la ejecución del programa de gobierno de Allende y la tensión interna que provocaron. cuarta causa y final, el ambiente de violencia generalizada provocada por el MIR y su efecto en lo sectores medios.

Primera causa. En relación a la llamada "guerra fría", tanto Estados Unidos como la Unión Soviética influyeron en el resultado de las elecciones de 1970 en Chile. Allende realizó un pedido personal de dinero a la Unión Soviética, a través de su contacto personal, el oficial de la KGB Svyatoslav Kuznetsov, quien urgentemente viajó a Chile desde México para ayudar a Allende. Según estas publicaciones, la partida original de dinero para las elecciones a través de la KGB fue de $400,000, y un subsidio personal adicional de $50,000 directo a Allende. Luego de las elecciones, el director de la KGB Yuri Andropov obtuvo un permiso de dinero adicional y otros recursos del Comité Central del CPSU para asegurar la victoria de Allende en el Congreso. En su pedido el 24 de octubre, declaró que la KGB "llevará adelante medidas destinadas a promover la consolidación de la victoria de Allende y su elección al puesto de Presidente del país". Entre los preparativos de Estados Unidos para impedir la llegada de Allende al poder, partimos del hecho que, el triunfo de Salvador Allende fue legítimo, pero sin la mayoría absoluta. Este nuevo escenario atentaba contra los intereses norteamericanos quienes veían en la experiencia socialista chilena una amenaza para la región y un fortalecimiento del imperialismo soviético. De este modo, se deja ver claramente que existió desde antes del triunfo electoral de Allende y la UP el 4 de septiembre de 1970 una conjugación entre el imperialismo norteamericano, la burguesía llamada nacional, los terratenientes, la derecha tradicional y la Iglesia, los cuales se empeñaron en conseguir su objetivo más inmediato, a saber, impedir que Allende y la UP tuvieran acceso a la presidencia.

Una verdadera guerra contra el comunismo en chile, se preparó desde los Estados Mayores de la burguesía y el imperialismo norteamericano. Así lo dejan ver los documentos publicados por el periodista estadounidense Jack Anderson, los cuales refieren un “complot para lograr un golpe militar aplicando la presión económica”. Un ejemplo claro de este plan se deja ver en un telex confidencial de la Compañía de Teléfonos ITT de fecha 29 de septiembre de 1970, que entre otras cosas, habla así del complot: 1.- Los bancos no deberán renovar créditos o deben demorar en hacerlo. 2.- Las compañías deben ser lentas en enviar dinero, efectuar entregas de pedido, fletes, repuestos, etc. 3.- Allí están en dificultades las compañías de ahorro y préstamo. Si se aplica una presión, tendrían que cerrar sus puertas, creando así otra presión. 4.- Tenemos que retirar toda ayuda técnica y no prometer asistencia técnica en el futuro. Las compañías en posición de hacerlo tendrían que cerrar sus puertas.

No solamente los monopolios imperialistas y las agencias de sus estados estuvieron implicados en el desarrollo de esta estrategia, sino que también lo estuvo el presidente norteamericano de la época, Richard Nixon y la CIA.

Además de las medidas económicas que Anderson dejó al descubierto se puede describir otra gran cantidad de acciones, tales como: 1.- La presión al presidente Eduardo Frei Montalva para que intervenga abiertamente en la campaña electoral contra Allende. 2.- El clima de terror que generaba el movimiento de izquierda revolucionario, que rechazaba la "vía pacífica" en favor de la lucha armada. 3.- El traslado de 5000 turistas norteamericanos, además de la intimidante presencia oficial de 300 boinas verdes. 4.- La inyección de cuantiosas sumas de dinero en los medios de comunicación anti-allendistas. 5.- Los atentados terroristas del MIR contra supermercados y torres de alta tensión. 6.- El éxodo de los chilenos adinerados ante el inminente caos económico que se generaría en caso de triunfar Allende. 7.- La llamada “Operación Alfa”, es decir, el asesinato del general Schneider. 8.- El riesgo de terminar conversión al socialismo por la vía armada, y así someter a Chile a la tiranía comunista.

Todas estas acciones llevadas adelante por los monopolios imperialistas y el gobierno de los Estados Unidos, fueron realizadas y discutidas con la burguesía llamada nacional y sus representantes e instituciones.

En cuanto a la segunda causa, analizaremos la importancia del rol de la derecha, la Democracia Cristiana y la iglesia para promover el golpe militar. La derecha desde el primer momento hizo lo que estuvo a su alcance para derribar a Allende. Siempre ha mostrado una permanente política anti-comunista. Todas sus instituciones actuaban casi en una perfecta colusión, como cuando se pidió el desafuero del senador de derecha Raúl Morales a causa del asesinato del General Schneider. En el caso, la Corte Suprema negó el desafuero y la prensa oficialista denunció inmediatamente este hecho. El diario "El Mercurio" salió en defensa del senador aludido.

En esta conjugación en contra del comunismo, representado por Allende y la UP, no faltaría tampoco el rol que jugó desde temprano la Iglesia Católica. A modo de ejemplo, basta señalar que dos de los principales representantes eclesiásticos de la época, el cardenal Silva Henríquez y la Conferencia Episcopal, en 1962 y después en 1971, afirmaron respectivamente que, “con el triunfo del comunismo en Chile, la iglesia y todos sus hijos no pueden esperar sino persecución, lágrimas y sangre” y que, el socialismo de inspiración marxista “ha pisoteado y ensangrentado la historia de muchos pueblos, violando los derechos fundamentales de las personas, la sociedad y la iglesia”.

En cuanto a la Democracia Cristiana, inclusive antes de la ascensión de Allende al gobierno, estuvo implicada en los preparativos para impedirlo. Como ejemplo, citamos un documento de la ITT, de fecha 29 de septiembre de 1970, que señala: “… el presidente Eduardo Frei quiere detener a Allende y lo ha dicho a sus íntimos. Pero quiere hacerlo constitucionalmente. O sea, a través ya de un vuelco de voto en el Congreso o de una crisis interna que requiera la intervención militar”.

También la “Campaña del Terror” era protagonizada por la DC. Personeros importantes de sus filas pregonaban un discurso catastrofista, buscando sembrar el terror entre las masas, esencialmente la clase media, frente al triunfo electoral de Allende. Entendemos que, en su esencia, la DC defiende los intereses de la burguesía, aun cuando su discurso diga lo contrario o que votó a favor de la ratificación de Allende como presidente por el Congreso pleno.

Esta idea respecto a la DC, s comprueba con el hecho que, cuando vio inviable la oposición a la asención de Allende al gobierno, presentó un documento denominado "Estatuto de Garantías Constitucionales". Este documento, además de “atar las manos” al gobierno de la UP, sentaba las bases de la defensa del Estado burgués y preparaba las condiciones legales que legitimizaban una eventual intervención de las Fuerzas Armadas.

En relación a la tercera causa, esto es, las orientaciones contrapuestas al interior de la UP sobre las estrategias para avanzar en el ideal cumunista, el periodista Camilo Taufic, en su libro “Chile en la Hoguera 1973”, señala que “eran dos las principales influencias ideológicas que actuaban en ella (UP). La primera provenía de la revolución cubana que ejercía gran atracción en el Partido Socialista, el MAPU, la Izquierda Cristiana, sectores de Juventud Radical y, fuera de la UP, MIR. La segunda, venía del leninismo clásico derivado de la revolución rusa, con sus estrictas leyes generales de la revolución. Esta reunía al partido Comunista Chileno. Por su parte, Salvador Allende concordaba mejor con la línea política de esta última, la cual quedaba de manifiesto en toda la vida pública que Salvador Allende había tenido siempre”.

Taufic enfatiza que “Allende, aunque apoyaba y simpatizaba con la revolución cubana, siempre sostuvo que este no era el camino para Chile. La razón para ello era que en Chile no existía dictadura sino gobiernos constitucionales elegidos por el sufragio popular. El programa de Allende se situaba en esta vía institucional, democrática, pluralista, que actuaba y concebía los cambios a través de la legalidad”.

Por su parte, la otra corriente, de carácter más radical y extremo, quería ir con más rapidez al socialismo, sin tranzar. Planteaba que las reformas revolucionarias despertarían una fuerte resistencia en los sectores expropiados o desplazados, esto es, en la derecha y los intereses imperialistas. Finalmente, este conflicto desembocaría en enfrentamientos armados, planteaban ellos, para lo cual debían estar preparados.

En la elaboración y ejecución del programa de la UP se hicieron presentes ambas posiciones. El lado socialista procuraba acentuar el carácter ya socialista del programa. Mientras que el lado comunista acentuaba su carácter democratizador a través de medidas anti-imperialistas, anti-monopólicas y anti-latifundistas. Estos eran pasos fundamentales para profundizar la democracia, pero que no eran todavía el socialismo. Era un camino más por etapas, más gradual o moderado en su desarrollo y límites. El énfasis del comunismo era dado en un principio cardinal del leninismo, a saber, que la transición al socialismo se hace factible solo cuando la clase obrera tiene en sus manos la totalidad del poder.

Ambas corrientes trabajaban para inclinar hacia su lado al gobierno, lo que generó complicaciones y produjo una imagen de incoherencia e incertidumbre sobre la conducción del país. Estas acciones directas aportaron al clima de tensión e inseguridad general.

La cuarta causa, el ambiente de violencia generalizada imperante en este período, se debió en parte a este cambio de fondo del programa institucional y al peligro de llevar al país, a pasos agigantados, a un gobierno socialismo marxista como el soviético o el cubano. Esto produjo efectos muy negativos en amplios sectores de la clase media y generó una progresiva y dura resistencia de estos sectores, los que, incentivados por la derecha y dinero norteamericano, efectuaron paros gremiales de camioneros, comerciantes y médicos que aumentaron el grave estado económico del país.

El impacto negativo de la creciente y amenazante polarización de los sectores medios, base social y electoral de la DC; más el accionar de grupo extremistas de izquierda (MIR) y posteriormente de derecha (Patria y Libertad), aproximó a la DC con la derecha, constituyéndose juntas en una beligerante oposición. Se crea de este modo, las condiciones políticas para el golpe militar.

En conclusión, podemos afirmar que el rápido y creciente ascenso de la clase obrera, su posterior llegada al poder con la ayuda del imperialismo soviético y, especialmente, los actos terroristas del grupo armado MIR fue lo que puso en marcha el plan para impedir una revolución marxista en Chile. Estados Unidos veía en la experiencia socialista chilena, una amenaza para la región y un avance del expansionismo soviético. Los intereses norteamericanos se consideraron amenazados, por lo que la CIA armó una ofensiva que propició el boicot económico que aumentó el pésimo estado económico y el caos en todos los ámbitos de la realidad nacional. Esto encontró eco en la derecha chilena que, al igual que Estados Unidos, no quería que el socialismo chileno prosperara, ya que también remecía los cimientos de su dominio. Sus principales instituciones y agentes políticos en el Congreso Nacional, la Corte Suprema y la Contraloría, hicieron todo lo posible para obstaculizar las iniciativas de Allende por hacer avanzar su programa de gobierno por la vía institucional. A esto se sumó la propaganda anti-allendista de los medios de comunicación derechistas, más la prédica de dignatarios e instituciones de la Iglesia, los que contribuyeron a crear un ambiente de desconfianza frente a esta expresión socialista liderada por Allende. La DC también tuvo su parte en esta campaña contra Allende, aun cuando su discurso parecía decir lo contrario. Principalmente su gestión en el Congreso Nacional y la presentación de los Estatutos de Garantías Constitucionales una vez que Allende ascendió al poder, más la campaña del terror que algunos de sus líderes promovieron, prepararon la vía legal para la intervención de las Fuerzas Armadas por medio del golpe.

A todo esto se debe agregar la imposibilidad de que la economía pudiera convertirse pacíficamente al socialismo, la falta de capacidad de dar gobernabilidad de la propia coalición, que terminó por envolver al presidente Allende, producto de la división ideológica de fondo presente, sobre la forma de llevar a Chile al socialismo. Esta imagen de incoherencia y la incertidumbre en la conducción del país reforzó la percepción negativa que tenían los sectores medios respecto al socialismo e intensificó la resistencia, provocando un caos social y económico incontrolable que, finalmente, gatillaron la intervención de las Fuerzas Armadas y de Orden y desencadenaron el golpe de Estado que puso fin a la experiencia socialista (comunista) chilena.