Pisología Social de la Comunicación/D6a
Introducción
La lectura del capítulo II de la tesis titulada “Análisis contrastivo español/inglés de la atenuación retórica en el discurso médico: el artículo de investigación y el caso clínico” nos ha aportado el conocimiento de diversas teorías relacionadas con el tema a tratar: “Conversa y escritura”. Este capítulo parte de la idea de que el lenguaje es un instrumento esencial para la comunicación humana y pone énfasis en los puntos en común y en las diferencias entre las diversas culturas y los contextos en que se da este lenguaje.
Además, se ha profundizado en el estudio de pautas retóricas propias del discurso que permiten el estudio y uso de una serie de piezas lingüísticas que nos sirven de vehículo para lograr el objetivo de conseguir el efecto que uno busca en el destinatario. Se parte de la hipótesis que postula que el uso de estas piezas lingüísticas puede causar efectos diferentes dependiendo de la cultura a la que pertenezcan los interlocutores. Todo esto explicaría el hecho que una retórica eficaz en nuestra lengua materna no garantice el éxito en su aplicación a una segunda lengua.
En el capítulo II de la tesis se presentan diferentes teorías relacionadas con lo comentado anteriormente que estudian el lenguaje desde un punto de vista psicológico, social y cultural. La primera de las teorías a abordar es la perspectiva discursiva que, a grandes rasgos, explica los patrones de la lengua según la clase de texto teniendo en cuenta el contexto social y cultural del uso de la lengua. En contraposición a esta teoría encontramos la pragmática que centra su atención en el significado del lenguaje según el contexto y la experiencia del individuo. Otra de las teorías estudiadas es la lingüística sistémico-funcional que considera el lenguaje como un recurso para construir significado, es decir, para producir. Finalmente, se dedica buena parte del capítulo a hablar sobre la teoría del análisis del género que es el estudio de las regularidades estructurales y lingüísticas de géneros particulares o tipos de texto y el papel que juegan dentro de una comunidad discursiva.
A lo largo de este trabajo trataremos de llevar a cabo nuestro objetivo que es analizar cada una de las teorías comentadas con tal de verificar la hipótesis que dice que el uso de determinadas piezas lingüísticas pueden causar diferentes efectos dependiendo de la cultura a la que pertenezcan los interlocutores y del contexto en el que se encuentren.
El discurso especializado y los lenguajes de especialidad
Este capítulo se centra, principalmente, en el lenguaje de especialidad conocido también como “jerga”, que se define por un conjunto de caracteres lingüísticos específicos para un grupo de hablantes dedicados a una actividad que les confiere una determinada identidad social o la pertenencia a un grupo. La jerga pude ser de muchos tipos como por ejemplo la médica y de la enfermería, la economista y empresarial, etc. Todas estas jergas son variedades especializadas.
Hay que tener en cuenta que no existe una diferencia establecida entre los lenguajes de especialidad y el lenguaje general. Esta idea es la que trata de especificar Hoffman con su teoría de los sublenguajes (1984) en la que presupone la existencia de gramática general y de un fondo lexicográfico global para la totalidad de la lengua. Este autor parte de dos posibilidades lógicas al respecto:
a)El lenguaje común es sólo una parte de la lengua en su totalidad, es decir, uno de sus sublenguajes al lado de los lenguajes de especialidad.
b)Únicamente existe una lengua general, o sea, la lengua en su totalidad integra completamente el lenguaje común y, a partir de ahí, se divide en sublenguajes, es decir, en los lenguajes de especialidad.
Según Moreno (2001:6), no todos los lenguajes especializados comparten plenamente unos rasgos lingüísticos, pero si que tienen unos rasgos comunes:
a)Sirven de instrumento de comunicación formal y funcional entre especialistas en una determinada materia.
b)Usan la gramática de la lengua común.
c)Son utilizados en contextos formales que implican una mayor impersonalidad y una menor implicación afectiva.
d)Potencian la objetividad y la eficacia comunicativa por encima de lo estético y lo expresivo.
e)Dan gran importancia al lenguaje escrito.
No obstante, Schifko destaca algunos problemas en los lenguajes de especialidad que Moreno no tiene en cuenta como son el grado de abstracción, las múltiples especialidades, las variedades lingüísticas y la tipología de las lenguas. Así pues, este autor ofrece como respuesta a estos problemas delimitar la lengua de especialidad con los factores de comunicación de tal manera que ésta estaría determinada por unos factores de comunicación y, sobretodo, por la finalidad de dicha comunicación. Podemos considerar entonces que es el aspecto pragmático lo determinante en el discurso de especialidad.
Martí, Bach y Freixa (2003) diferencian los textos especializados de los lenguajes de especialidad. Los primeros son textos que contienen conocimiento especializado que corresponde a una visión profunda de una parte de la realidad. Esta visión se realiza dentro de la actividad de los grupos profesionales. Los segundos son registros de la lengua, es decir, se refieren a la capacidad de elección que tiene el hablante entre una serie de realizaciones lingüísticas enmarcada por unos determinados factores como la situación geográfica o el sexo del hablante entre otros. La elección que haga el hablante depende principalmente de las normas que surgen del grupo profesional al que pertenezca el individuo. De este modo, los registros usados por los grupos profesionales no están a disposición de todos los hablantes.
López Ferrero (2002:195) comenta las tres perspectivas desde las que ha sido abordado el análisis de los discursos profesionales: a) la aproximación lingüístico-textual b) la aproximación retórica y c) el enfoque pragmático y sociocognitivo. Los grupos sociales profesionales pertenecen a una comunidad discursiva en particular y gracias a ella, sus miembros consolidan su existencia como profesionales al defender su territorio. De este modo, orientan su actividad hacia unos determinados objetivos aprovechando todas las funciones sociales del discurso que según Martin, Bach y Freixa (2003) son: a) la función instrumental, b) la función definidora, c) la función connotativa-simbólica y d) la función discriminante. Es por esto que podemos afirmar que las características del discurso (y registro) de estos grupos profesionales las establece cada grupo según su propia situación en el “mercado social”.
Según esto, el área propia de especialidad del discurso viene definida por el grupo profesional especializado que produce una serie de textos, más o menos especializados, dependiendo del destinatario al que vayan dirigidos, de su objetivo, de la forma de presentación, de los recursos que hayan sido utilizados en su elaboración y del tipo de conocimiento que tenga el texto en sí. Este conocimiento es negociado por los diferentes miembros de los distintos grupos profesionales.
Así pues, el discurso se rige por el principio de cooperación conversacional (Grice, 1975), en el que los especialistas se comprometen a construir conjuntamente su discurso y a colaborar en su eficacia; la negociación como condición del proceso comunicativo (Gumperz, 1982) y el contrato comunicativo (Charaudeau, 1995). Este último se define como la necesidad por parte del emisor y del receptor de tener en común cierto saber y una aptitud para relacionar texto y contexto y la obligación de reconocer el proyecto de influencia en el que se ha comprometido.
No obstante, a veces podemos observar cierta variación lingüística entre textos y discursos científicos ya que no siempre comparten las mismas características. Esto es así porque la lengua es variable y se manifiesta de modo variable. Según Moreno (2001:2), esta variación puede ser dentro de una misma lengua, en la que suele darse por factores extralingüísticos como la geografía, la historia, etc. Además, la variación lingüística también puede ser interlingüística (entre diferentes lenguas) para un mismo discurso de especialidad debido a factores sociales y culturales.
Cabe destacar el papel de la lengua inglesa en la comunicación especializada, ya que, actualmente, es la lengua universal que usan los profesionales de diferentes especialidades para comunicarse. No obstante, siguen habiendo limitaciones lingüísticas para transmitir el conocimiento científico como son la falta de precisión, la no neutralidad y la falta de sistematización.
Según Cabré (1993), dentro de un mismo campo de especialidad también pueden coexistir unidades formales idénticas con significados diferentes, es decir, se puede dar la polisemia. Este fenómeno puede deberse, en ocasiones, al hecho de que los límites entre algunos lenguajes de especialidad no existen o no están claramente establecidos. No obstante, si el contexto en que se utiliza el término, los interlocutores que lo comparten y las referencias especializadas están bien identificados, no debería darse esta ambigüedad. Así, estamos afirmando que los valores semánticos podrían variar cuando lo hicieran las condiciones contextuales y situacionales.
Seguidamente se detallan las características del lenguaje científico, considerado un discurso de especialidad: debe ser escribible o imprimible, explícito, argumentativo, consistente, sistemático y libre de objeciones, económico y estar capacitado para alcanzar un alto rendimiento. Una de las tipologías más conocidas sobre este tipo de discursos es la elaborada por Loffler-Laurian (1983), en la cual se contemplan seis tipos distintos de discurso, teniendo en cuenta el emisor, el mensaje y el receptor del mismo: discurso científico especializado, discurso de semidivulgación científica, discurso de divulgación científica, discurso científico pedagógico, discurso tipo memoria, tesis, etc. y el discurso científico oficial.
La perspectiva discursiva: El análisis del género del discurso
Los procesos centrales en el uso del lenguaje implican un nivel en que se va más allá del significado literal de los mensajes. Los hablantes/escritores planifican i interpretan fundamentalmente intenciones comunicativas que se inscriben en situaciones específicas. En este nivel, lo que se concibe no es el valor de verdad de los mensajes, sino los actos de habla que estos mensajes transmiten i mediante los cuales los individuos hacemos acciones simbólicas orientadas a influir sobre estados mentales i el comportamiento de nuestros interlocutores.
En esta parte de nuestro trabajo pretendemos profundizar en algunos de estos procesos centrales diferenciándolos de varios componentes del lenguaje y de conceptos con los que están relacionados.
La perspectiva discursiva
El primer proceso a tratar sería el discurso enfocado desde la perspectiva discursiva que explica la relación entre lo que decimos, significamos y entendemos según el contexto. Puede darnos a entender las unidades del lenguaje, los patrones de vocabulario y la organización del texto típica del uso de un lenguaje particular. Estudia también el contexto textual, social, cultural y psicológico de las lenguas en cuestión. Así, se explicarían las elecciones que hacemos cada vez que hablamos o escribimos, es decir, al comunicarnos.
Uno de los conceptos más importantes del análisis del discurso sería entender la función de una expresión lingüística en la comunicación. Es por esto que el análisis del discurso es el análisis del lenguaje en uso, dentro de un contexto cultural y social considerado muy importante. Podemos afirmar pues que el análisis del discurso permite estudiar la estructura del texto en su totalidad, es decir, macroestructuralmente, su función connotativa y los patrones típicos del discurso oral y escrito.
La comunicación juega un papel fundamental en todas las facetas de nuestra vida como por ejemplo en el aspecto profesional o en el emocional. Es por ello que esta perspectiva investiga más a fondo la conexión entre el lenguaje que empleamos, la sociedad en la que vivimos y los procesos mentales que se dan en nuestro cerebro cada vez que nos comunicamos.
Nos parece interesante destacar el estudio que ha realizado Ana Garay de la perspectiva discursiva en psicología social. Éste proporciona una presentación de la perspectiva discursiva en Psicología Social y pretende resaltar la importancia de la aportación teórica, no solamente metodológica de esta perspectiva; subrayar la importancia del lenguaje en la construcción de la realidad, y adentrarse en la comprensión de las posibilidades que esta importancia supone para el que hacer de la propia psicología. La perspectiva discursiva en Psicología social posee unos orígenes heterogéneos ya que se inspira en numerosas fuentes y, simultáneamente sirve, en ocasiones, de elemento de articulación para otras orientaciones. No obstante puede decirse que el antecedente inmediato de la perspectiva discursiva en Psicología social es el análisis del discurso tal y como fue perfilado por Jonathan Potter y Margaret Wetherell en 1987. En efecto, el Análisis del Discurso constituyó una alternativa metodológica para el estudio de procesos sociales y psicosociales que paulatinamente se fue convirtiendo en una perspectiva con un énfasis más teórico mediante una reconsideración del enfoque dominante en la Psicología Social contemporánea. Si señalamos el Análisis del Discurso como antecedente inmediato de la perspectiva discursiva en Psicología social, también debemos señalar los antecedentes que predecieron e influyeron al Análisis del discurso. Respecto a estos, en primer lugar cabe destacar la influencia del pensamiento del “segundo Wittgenstein“ y sus reflexiones en torno a los juegos del lenguaje y, consiguientemente, la influencia del llamado Giro lingüístico (Ibáñez, 2003). La relevancia de estas influencias se encuentra en que a partir de ellas el lenguaje adquiere una posición central, asumiéndose que la mayor parte de las acciones humanas son lingüísticas y llegándose, incluso, a afirmar que “todo es lenguaje”. Asimismo, estas contribuciones permitieron oponer el lenguaje cotidiano (el habla corriente u ordinaria), al lenguaje científico especializado y formal abriendo espacio, de este modo, a la pregunta de si es necesario, o no, elaborar un lenguaje distintivo y específico que sea capaz de explicar cómo es el mundo realmente. Desde este punto de vista la Psicología Discursiva entiende el lenguaje como el sistema a partir del cual las personas construimos el mundo (Gadamer, 1975; citado en Garay et al., 2003). Saussure en 1945 defiende esta idea diciendo que es el punto de vista el que crea el objeto. Cuando hablamos, no estamos transmitiendo una descripción objetiva, en el vacío, de la realidad. Éstas “descripciones” son, de hecho, un juicio de la realidad (Foucault, 1986) y van dirigidas a una persona que interpretará, a su vez, no sólo el significado de dichas palabras como una explicación, sino como una transmisión también de una intención, creando así, no una acción individual, sino un patrón de relación, como explica Kenneth Gergen (Gergen, 1996). El objetivo del género, el cual comentaré más adelante, no es crear una estética, sino hacer una construcción del discurso. Bazerman (1997) destaca que los géneros no son formas, sino maneras de ser, de vivir. Del mismo modo, el lenguaje no es una expresión del pensamiento, sino que forma el pensamiento en sí. Tampoco es un medio de comunicación, sino que construye ésta comunicación al construir el contexto, la intención, el contenido.
Desde una perspectiva discursiva, el significado de una palabra se define en términos de sus relaciones con lexemas de las proposiciones de las que forma parte, conexiones con las otras unidades del mismo paradigma, enlaces intertextuales, y con las condiciones de producción (en esta afirmación podemos observar lo que decíamos al principio sobre la perspectiva discursiva: puede darnos a entender las unidades del lenguaje). Además, el vocabulario de un discurso está condicionado por su tipo, el nivel de lengua en que se sitúa, su destinatario y las condiciones de enunciación. Desde esta perspectiva el lenguaje no es sólo un sistema de formas lingüísticas, sino un sistema de valores sociales y culturales, un escenario discursivo donde se realiza el encuentro significativo entre dos sujetos social y culturalmente organizados y una experiencia externa. (MARTÍNEZ, M.C.1999). Se considera así, que la palabra en su relación con las demás posee un poder mediador entre el proceso de construcción de sentido y el conocimiento del mundo natural y socio-cultural. Cada palabra según Bernardez (1998) define un espacio semántico, de tal modo que sus usos individuales se encontrarán en distintos (de los potencialmente infinitos) puntos de ese espacio. Esto implica que el significado de una palabra se ve precisado por los demás elementos léxicos que proporcionan lo que podemos llamar la localización exacta del significado en el espacio semántico de ésta. La palabra entonces es inseparable del discurso que la produce. En definitiva, las personas no aprendemos y producimos palabras sueltas, en abstracto, sino que aprendemos a comprender, usar y reflexionar sobre el léxico en función de cada género discursivo en particular.
Por lo tanto, lo que nos viene a decir Ana Garay es que la perspectiva discursiva nos muestra una manera de entender la realidad según el contexto cultural y social. También hace una comparación entre el análisis del género y el análisis del discurso. A través de ésta, se puede entender como el discurso se relaciona con la manera de ser y las formas de vivir y de esta manera se puede entender la ubicación de la perspectiva discursiva en la psicología social. Más adelante, cuando expliquemos el género compararemos más detalladamente la relación entre el análisis del discurso y del género.
La pragmática
Otro proceso central en el uso del lenguaje es la pragmática que, al igual que el análisis del discurso, también estudia diferentes aspectos del uso de la lengua. La pragmática tiene en cuenta que el significado de una expresión lingüística está afectado por el contexto en que se utiliza de diferentes maneras. El contexto puede afectar el significado que el oyente extrae de una oración, las elecciones que el hablante hace teniendo en cuenta el contenido semántico (por contenido semántico se entiende el significado codificado en el leguaje), y también las formas léxicas, gramaticales y fonéticas que se escogen para expresar el contenido semántico.
Es necesario, por tanto, tener en cuenta que el lenguaje prácticamente nunca se usa en el vacío, sino que siempre se usa en un contexto comportamental, social o lingüístico determinado. Es por esto que el núcleo central de estudio de la pragmática son las funciones comunicativas que el lenguaje hace en los diferentes contextos i los medios lingüísticos por los cuales estas funciones se consiguen.
Así pues, al hablar comunicamos más cosas de las que estamos diciendo y, por tanto, las palabras pueden funcionar como instrumentos para conseguir determinados efectos. Además, hemos de adecuarnos al contexto concreto en el que se da un acto comunicativo.
Afirmar que las palabras pueden funcionar como instrumentos para conseguir determinados efectos se puede relacionar con la teoría de los actos de habla de J. L. Austin que fue completada por J. R. Searle. Estos autores proponen que mediante las palabras no sólo representamos, informamos y describimos cosas, sino que también estamos haciendo acciones e intenciones. Si por ejemplo una persona le dijera a otra “te prometo que por tu cumpleaños iremos a un parque de atracciones” estaría comunicando esta intención usando como instrumento las palabras y difícilmente podría realizarla sin usar el lenguaje.
Cuando mencionamos que gracias al lenguaje realizamos ciertas acciones, nos referimos a que hacemos ciertos actos de habla. Éstos son de tipo realizativo o preformativo porque no pueden ser declarados ciertos o falsos, sino apropiados/pertinentes o no apropiados/no pertinentes. Los actos de habla se caracterizan por ser específicos de los signos (del lenguaje o de algún otro tipo) y por componerse de tres niveles. El primer nivel es conocido como acto locutivo que posee significado y sería lo que hacemos en el hecho de decir alguna cosa. El segundo nivel se denomina acto ilocutivo y consiste en la intención del hablante, es decir, en lo que pretende. Sería la acción hecha al hablar o la fuerza que se pone en un acto lingüístico. Por último, el tercer nivel llamado acto perlocutivo consistiría en el efecto conseguido en el oyente por parte del hablante. En este último acto se darían unas consecuencias, es decir, se conseguirían unos efectos.
Un ejemplo de los tres niveles mencionados sería el siguiente:
Acto locutivo: Alguien dice “Esa ventana está abierta” Acto ilocutivo: El emisor quiere que el interlocutor cierre la ventana Acto perlocutivo: El interlocutor hace caso y cierra la ventana.
Se debe tener en cuenta que los tres actos de habla se dan de manera simultánea puesto que decimos una cosa de una determinada manera para producir unos efectos específicos.
Además de todo lo comentado hasta ahora sobre la pragmática, Paltridge (2000:5), añade un aspecto más y es que incluye el estudio de cómo interpretar el lenguaje a partir del conocimiento del mundo y dependiendo del contexto en el que se de la comunicación (este último aspecto si que lo habíamos comentado anteriormente). Este autor afirma que la pragmática se interesa en como los hablantes utilizan y entienden el lenguaje, y como la estructura de las frases está influenciada por los que hablan y los que escuchan.
En resumen podemos afirmar que al hablar o escribir se transmite un significado que va más allá de lo que las palabras significan literalmente. Al extraer unidades de significado que no están explícitamente dichas estamos construyendo inferencias. Éstas son representaciones mentales que se elaboran a partir de los conocimientos propios del oyente/lector en relación con la información explícita dicha y en el contexto en que se produce.
Según Payrató (1999), la explicación sobre porqué podemos entender más allá de los contenidos explícitos de los enunciados nos la dan las implicaciones, las presuposiciones y las implicaturas. Las primeras se refieren al hecho que un enunciado incluya otro. Por ejemplo, si decimos “Marta vive con sus padres” estamos diciendo “Marta vive acompañada de personas”. Las presuposiciones afirman que en comprender un enunciado también lo podemos interpretar a partir de lo que no dice o según un estado previo o contexto anterior. Por ejemplo, si escuchamos a una persona decir “si fuera rico me compraría un dúplex” interpretaremos que la persona no es rica y que no vive en un dúplex. Las implicaturas, dentro de las que destacamos las conversacionales, son las que están esencialmente conectadas con ciertas características generales del discurso y son de naturaleza pragmática. Por ejemplo si alguien dice “entré en una casa”sabemos que la casa no era del emisor.
Así pues, al hablar muchas veces estamos usando implicaturas pragmáticas para dar más u otra información de la que estamos realmente diciendo.
La lingüística sistémica - funcional
Para introducirnos en el marco de esta perspectiva vamos a empezar nombrando una cita de Richard que en 1992 afirmó que cada vez que el lenguaje se utiliza, sea la situación que sea, el que lo utiliza está escogiendo. Esta idea transmite que escogemos una forma del lenguaje u otra según lo que queremos producir en el receptor a través del lenguaje.
Relacionado con esta idea los lingüistas sistémico-funcionales Halliday (1994), Hasan (1989) y Martin (1992) consideran que la lengua, más que un conjunto de normas, es primordialmente un recurso para construir significado, es decir, para producir.
Por ejemplo, un político cuando realiza un discurso, lo que quiere es producir un efecto en los receptores como puede ser convencerlos de que lo voten en las próximas elecciones. En este ejemplo se puede ver como el lenguaje se utiliza para construir un significado concreto.
Para Halliday (1976), el individuo escoge unas u otras opciones de significado del sistema lingüístico según las variables del contexto en una situación determinada. En cada una de estas situaciones podremos distinguir las tres variables que la forman:
a)El campo: el contenido y la naturaleza de la actividad. b)El tenor: la relación entre los participantes de una actividad. c)El modo: el rol y el medio del lenguaje empleado para la comunicación.
Por ejemplo, supongamos que un señor que es bebedor habitual está en el bar con un amigo suyo tomando copas y éste le dice “¡eres un borracho!”. Después, imaginémonos otra situación en que este mismo señor llega a casa un poco bebido y su mujer le dice que es un borracho. Probablemente, en la primera situación el individuo lo entenderá como un comentario divertido de su amigo e incluso se lo tomará a risa, mientras que en la segunda opción lo entenderá como un insulto y una humillación por parte de su mujer y se enfadará.
A través de este ejemplo, se puede ver como a partir de las variables del contexto en una situación concreta el individuo va escoger una opción u otra de significado.
Halliday (1978) enfatiza los vínculos sistemáticos que existen entre la organización del lenguaje y la organización del contexto. La relación entre los componentes del lenguaje (metafunciones ideacionales, interpersonales y textuales) y las variables del contexto (campo, tenor y modo) se denomina realización. Por otra parte, desde la perspectiva del lenguaje, la realización se refiere a la manera en que las distintas selecciones ideacionales, interpersonales y textuales construyen diferentes tipos de campo, tenor y modo. Desde la perspectiva del contexto, la realización se refiere a la forma en que los distintos tipos de campo, tenor y modo condicionan el significado ideacional, interpersonal y textual.
Gosden (1995) propuso una adaptación de las interrelaciones entre los sistemas sociales y estructuras sociales y los sistemas de la lengua y estructuras lingüísticas.En esta propuesta deja ver la idea de que el género influenciado por la cultura nos hace elegir un registro u otro entendiendo por este el conjunto de significados que un miembro de una cultura asocia en la situación en la que se encuentra. Según este registro le daremos un significado u otro al lenguaje y según este significado escogeremos unos sistemas y estructuras lingüística u otras. De tal manera que para explicar las elecciones tomadas en los sistemas y estructuras lingüísticas se ha de partir del contexto de la cultura que determina estas elecciones, esto es, se ha de tener en cuenta el género de discurso.
Por todo ello, podríamos hablar de la existencia de géneros específicos, ligados a la cultura a la que pertenecen, con unos propósitos concretos, unas secciones y sus respectivas características lingüísticas, cuyo significado no podría desvincularse de la cultura y el contexto social en el que tiene lugar (Paltritge, 2000).
El género
Hasta ahora hemos mencionado en repetidas ocasiones que el contexto situacional y cultural es muy importante para el estudio de algunos aspectos del lenguaje. El género no es una excepción y esto es algo que podremos corroborar en los siguientes párrafos.
El género es un escenario en que se da una específica actividad comunicativa en la que los hablantes siguen una determinada estructura esquemática y unos patrones de realización influenciados por la cultura de cada uno y la situación. En corcondancia a esto, se entiende que el género no es el mensaje que el emisor transmite, sino la forma que utiliza para darlo.
Según Dominique Maingueneau (1996) el género sería un conjunto de dispositivos de comunicación definidos de modo social e histórico. Castellà (1992) añade que los géneros discursivos poseen una dimensión social, ya que la sociedad los crea para facilitar la comunicación entre los miembros de una comunidad lingüística. Por otra parte, encontramos formas lingüísticas fijadas por condiciones contextuales exteriores y previas al texto, que lo conforman, desde un punto de vista histórico, con unos determinados rasgos particulares. Así, por ejemplo, podemos pensar en la aparición de Internet y la ampliación de sus comunicaciones puesto que se ha convertido en un medio muy necesario para la mayoría de personas, tanto por cuestiones laborales como personales. Por tanto, dentro de este nuevo contexto han aparecido géneros nuevos que facilitan la comunicación entre los miembros de una comunidad lingüística. Algunos de estos nuevos géneros o contextos comunicativos son los chats, los correos electrónicos, las webs, etc. Es por esto que en los últimos años ha sido necesario por nuestra parte realizar una adaptación de nuestros conocimientos y habitus sobre géneros y registros a las posibilidades de comunicación internáutica. Por todo esto podemos encontrarnos diversas situaciones que antes no se daban como el hecho de tener que mandar un currículum por correo electrónico cuando hace unos años se entregaba, en la mayoría de los casos, en mano. En estos nuevos “cibergéneros” encontramos una serie de reglas tanto implícitas como explícitas sobre como usar los espacios virtuales. Las explícitas vienen en parte del lenguaje hablado y escrito que usamos en nuestra vida cotidiana, sobretodo en lo que hace referencia a los significados, la estructuración del lenguaje, la interpretación según el contexto y o que se dice, puesto que queremos que se entienda lo que nosotros decimos y entender lo que se nos dice. En algunos foros y chats encontramos normas explícitas escritas como por ejemplo las normas del foro “Ermua”:
-Se procurará no utilizar mayúsculas, equivalen a gritos en la red y dificultan la lectura en la pantalla, ocupando demasiado espacio. (Los navegadores tienen opciones para aumentar o disminuir el tamaño de la fuente) -Evitar contestaciones que se limiten a los titulares. Restan espacio y son, normalmente, añadidos o apostillas. -Evitar cualquier alusión que falte al respeto personal de un forista por motivo de raza, sex, religión, defecto físico o enfermedad, etc. -Evitar insultos o enfrentamientos personales, sin interés para el conjunto de los foristas.
Teniendo en cuenta todo lo dicho hasta ahora sobre el concepto género, se puede afirmar que un texto está asociado a una situación comunicativa determinada, con una relación entre emisor y receptor.
El análisis del género es el estudio de las regularidades estructurales y lingüísticas de géneros particulares o tipos de texto y el papel que juegan dentro de una comunidad discursiva. En el ejemplo mencionado anteriormente sobre la extensión de Internet como forma de comunicación, el análisis del género trataría de examinar cuales son los patrones lingüísticos que se siguen dentro de este género. Así pues, estudiaría las características culturales específicas del uso de la lengua en cuanto a propósito comunicativo, contenido y forma.
Pero el concepto de género va más allá de la lingüística aplicada, tal y como Bathía afirmaba. El concepto de género discursivo puede contemplarse desde un enfoque más cognitivo, ya que la identificación del género al que pertenece el texto facilita la interpretación de los enunciados que lo forman y, por tanto, su traducción. El oyente/lector no puede interpretar un enunciado si no sabe en qué género discursivo se inscribe el texto. Esto va ligado a la idea que apuntaba Bajtín:
Aprendemos a plasmar nuestro discurso en formas genéricas, y al oír el discurso ajeno, adivinamos su género desde las primeras palabras, calculamos su aproximado volumen (o la extensión aproximada de la totalidad discursiva), su determinada composición, prevemos su final; o sea que desde el principio percibimos la totalidad discursiva que posteriormente se especifica en el proceso del discurso. Si no existieran los géneros discursivos y si no los domináramos, si tuviéramos que irlos creando cada vez dentro del proceso discursivo, libremente y por primera vez en cada enunciado, la comunicación discursiva hubiera sido casi imposible (Bajtin, 1982:268).
Fijémonos en los dos textos siguientes:
TEXTO 1:
Ingredientes: Para la masa: • Harina integral. • Agua. • Sal. • Levadura.
Para el relleno: • Cebolla. • Zanahoria. • Calabacín. • Pimiento. • Otras verduras.
Elaboración: • Poner las verduras con aceite a freír hasta que estén hechas. Le ponemos sal. • Poner la harina bien mezclada con la levadura en un recipiente • Le añadimos el agua con sal hasta que quede una pasta bien homogénea y hacemos una bola. • Extendemos la masa sobre un recipiente metálico con harina y aceite para que no se pegue. • Ponemos las verduras en una parte de la masa y la doblamos por la mitad para hacer la empanadilla. La cerramos presionando los lados con un tenedor. • La ponemos en el horno hasta que la pasta esté hecha.
TEXTO 2:
•“Érase una vez una niña llamada caperucita. Una mañana de sol salió de su casa llevando una cesta con pan, tortas y una jarrita de miel para su abuela que estaba enferma y vivía en el corazón del bosque. En medio del bosque se encontró con el lobo que la engañó para ir por el camino mas largo y así él llegar antes a casa de la abuela. El lobo entró en casa de la abuela y ella de un salto se escondió en el armario. El lobo se disfrazó de abuela y se metió en la cama, esperando a que llegara caperucita para comérsela. Cuando por fin llegó caperucita muy asombrada exclamó:
- ay! que ojos más grandes tienes. - son para verte mejor nietecilla. -ay! que orejas más grandes que tienes. - son para oirte mejor. - ay! que boca más grande tienes. - ¡¡¡ es para comerte mejor!!!
De un salto el lobo se abalanzó sobre caperucita que salió gritando del susto, llamando la atención del cazador y su perro que pasaban por allí. Rápidamente el con su escopeta disparó, ¡bang, bang!, dio su merecido al lobo y fue tan grande el escarmiento que jamás volvimos a saber de él, y colorín colorado este cuento se ha acabado.”
El primer texto correspondería al género instructivo puesto que sigue una estructura esquemática determinada (posee un objetivo, “unos materiales”, que pueden o no estar presentes, y unos pasos) característica de este tipo de textos. Además tiene un propósito específico que es el de explicarle a alguien cómo hacer algo, describir cómo se consigue algo siguiendo una secuencia de pasos o acciones.
El segundo texto pertenece al género narrativo con el propósito de contar una historia, entretener y divertir. Su estructura esquemática se divide en una orientación, una compilación, una secuencia de eventos (no siempre está presente), una resolución, un comentario (también es opcional) y un mensaje.
Al leer el comienzo de estos dos textos e identificar el género al que pertenecen nos resultaría muy fácil entender los significados que poseen sus enunciados. Es más, si no lográsemos percibir que el primer texto pertenece al género instructivo y el segundo al género narrativo, no podríamos interpretar las oraciones y, por tanto, no entenderíamos ninguno de los dos textos.
Centrándonos en la idea de Bajtín, podemos afirmar que el género discursivo es muy importante dentro de los procesos interpretativos hasta el punto de hacer depender la comunicación de la conciencia del género discursivo que poseen los sujetos hablantes/lectores. Además, las estructuras genéricas poseen un carácter predictivo, ya que mediante el reconocimiento del género discursivo al que pertenece el texto se pueden avanzar hipótesis, de modo consciente o inconsciente, sobre el sentido de la producción lingüística y su intencionalidad. Estas hipótesis serán muy útiles durante el proceso de interpretación textual y el de traducción.
Diferencias entre análisis del discurso y análisis del género
Según Van Dijk (1997), el discurso es una forma de uso del lenguaje que las personas utilizan para comunicar ideas o creencias (o para expresar emociones) y lo hacen como parte de sucesos sociales más complejos o menos (encuentro con amigos, llamadas de teléfono, lecciones en el aula), pero los participantes hacen algo, además de usar el lenguaje y comunicar, que es interactuar. Para las teorías discursivas no sólo es importante la estructura (sonidos e imágenes), la sintaxis, las formas esquemáticas, sino que también lo son las acciones sociales que llevan a cabo los usuarios del lenguaje cuando se comunican entre sí en situaciones sociales y dentro de la sociedad y cultura en general, y el contexto situacional del hablante, sus intenciones, conocimientos y opiniones.
El discurso en si mismo puede modificar las características del contexto y a la vez las características sociales de los participantes también desarrollan un papel fundamental como es el género, la etnia, la edad, el origen, la posición social u otros rasgos que determinan la pertenencia a un grupo u otro. En el ejemplo que se presentó en clase sobre una boda gitana, podemos ver como todas las variables descritas están interactuando. Nos encontramos ante un acontecimiento como es una boda, el discurso que se desarrolla alrededor de la cual se realizará en función de las características de los participantes. Las acciones se llevan dentro de un campo cultural que será interpretado por aquellos que lo dominen o pertenezcan.
Nosotros como payos pertenecemos en este caso a otro campo cultural, por lo que necesitaremos que se nos expliquen ciertos acontecimientos y el significado que tienen éstos para poder entender la situación social que estamos viendo. Por ejemplo, en el video se observa como las gitanas de avanzada edad (las que son consideradas honradas) se llevan a la novia a un cuarto y, tras unos momentos, aparecen de nuevo enseñando un pañuelo con gotas de sangre procedentes de la ruptura del himen de la novia. Esto simboliza que la gitana es virgen y, por tanto, pura y apta para poder casarse con el novio.
Por otro lado también podríamos hablar del análisis crítico del discurso, que se podría considerar según Van Dijk, como una perspectiva crítica sobre la realización del saber: es, por así decirlo, un análisis del discurso efectuado “con una actitud”. Se centra en los problemas sociales, y en el abuso de poder o de la dominación. Toma en consideración las experiencias y las opiniones de los miembros de diferentes grupos, y apoya su lucha contra la desigualdad. Podríamos decir que el análisis crítico del discurso combina la solidaridad con los oprimidos con una actitud de oposición y disidencia contra los que abusan de los textos y las declaraciones con el fin de establecer, confirmar o legitimar su abuso de poder.
Volviendo al ejemplo anterior mostrado en clase sobre una boda gitana y tomando en cuenta el análisis crítico del discurso, se podría realizar un análisis de la situación en función de la posición que se tome respecto al texto o las imágenes. En este caso un gitano podría estar de acuerdo con los diferentes estereotipos que se ven sobre una boda gitana o estar totalmente en contra y considerarlos por ejemplo reduccionistas y poco cercanos a la realidad de una verdadera boda gitana. También se podría hacer un análisis crítico desde cualquier otra posición social. Así pues por un lado debemos considerar el análisis del discurso y por otro el análisis crítico del discurso.
Conclusiones
La perspectiva del discurso explica la relación entre lo que decimos, entendemos y significamos según el contexto. También estudia el contexto textual, social, cultural y psicológico de las lenguas en cuestión que explicarían las elecciones que hacemos cada vez que hablamos o escribimos, es decir, al comunicarnos.
Potra parte, el análisis del discurso es el análisis del lenguaje en uso dentro de un contexto cultural y social determinado y permite estudiar los patrones que siguen los hablantes en función de su cultura y el contexto en el que viven y que los distingue de otros hablantes influenciados por otra cultura o situación. Por lo tanto, el análisis del discurso estudiaría las distintas formas que se utilizan del lenguaje según un género determinado u otro.
El lenguaje prácticamente nunca se usa en el vacío, por lo que la pragmática es un proceso central en el uso del lenguaje, puesto que tiene en cuenta que el significado de una expresión lingüística está afectado por el contexto en que se utiliza de diferentes maneras. Es por esto que las palabras pueden servirnos como instrumentos para conseguir determinados efectos, ya que al comunicarnos las usamos para expresar más cosas de las que estamos diciendo. De este modo, la gramática tiene en cuenta que las personas debemos adecuarnos al contexto en el que se da un acto comunicativo.
El género es un elemento muy importante puesto que nos sirve para facilitar la comunicación entre los miembros de una comunidad discursiva. Gracias al reconocimiento de las estructuras genéricas podemos avanzar el sentido del discurso al que asistimos y su intención, es decir, nos es muy útil para la interpretación y traducción del mensaje. Es por esto que el análisis del género, estudia las características culturales específicas del uso de la lengua en cuanto a propósito comunicativo, contenido y forma.
La perspectiva sistémico–funcional parte de la base que escogemos una forma del lenguaje u otra según lo que queremos producir en el receptor a través del discurso. Se considera que la lengua, más que un conjunto de normas, es primordialmente un recurso para construir significado, es decir, para producir.
Así, el individuo escoge unas u otras opciones de significado del sistema lingüístico según las variables del contexto en una situación determinada. En cada una de estas situaciones podremos distinguir las tres variables que la forman que son el campo que es el contenido y la naturaleza de la actividad, el tenor que es la relación entre los participantes de una actividad y el modo que es el rol y el medio del lenguaje empleado para la comunicación.
Para escoger unas elecciones tomadas en los sistemas y estructuras lingüísticas se ha de partir del contexto de la cultura que determina estas elecciones, es decir, se ha de tener en cuenta el género de discurso. Por todo ello, podríamos hablar de la existencia de géneros específicos, ligados a la cultura a la que pertenecen, con unos propósitos concretos, unas secciones y sus respectivas características lingüísticas, cuyo significado no podría desvincularse de la cultura y el contexto social en el que tiene lugar
Bibliografía
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