Técnicas básicas de la fotografía/Ejemplos/Fotografiar un eclipse lunar
La fotografía de un eclipse lunar requiere la misma forma de actuación, en principio, que el resto de fotografías lunares aunque con mucho más cuidado, ya que este tipo de fenómenos no ocurre todo los meses lunares.
Como material especial, sólo será necesario utilizar filtros lunares para la fase de plenilunio y un diafragma que disminuya un poco la cantidad de luz recibida, siendo opcional aunque aconsejable el empleo de cámaras fotográficas del tipo S.L.R. o mejor aún del tipo digital.
Es imprescindible antes de comenzar el seguimiento conocer de antemano los valores del fenómeno, pudiendo conseguir estos valores de los anuarios astronómicos que publican ciertas entidades o bien consultando con alguna de las numerosas agrupaciones astronómicas locales.
Con dichos datos tendremos acceso a valores tan importantes como son: hora del inicio del primer contacto con la penumbra, hora del primer contacto con la umbra, máximo del eclipse, último contacto con la umbra y la penumbra, duración del eclipse, magnitud, etc. los parámetros que nos informarán y ayudarán a preparar mejor nuestro trabajo.
Si efectuamos el seguimiento del eclipse con un teleobjetivo procederemos de la forma explicada para el resto de fotografías lunares, empleando cualquier tipo de película según la clase de resultados que deseemos obtener. Para estudios de las distintas fases se aconseja el empleo de film en blanco y negro, dejando el color sólo para tomas en las que deseemos detalles cromáticos: por ejemplo el avance de la sombra terrestre sobre los accidentes lunares o las variaciones cromáticas de la superficie lunar.
Una forma segura de garantizar el éxito sería emplear varias cámaras con distinto tipo de película: así tendríamos el fenómeno en distintos formatos empleando cada uno de ellos de distinta forma. Este sistema, además de caro (necesita al menos el empleo de 3 cámaras: una dotada de film en color, otra con película en blanco y negro y una tercera con diapositiva) requerirá el empleo de varias personas para manejar los equipos astronómicos, fotográficos y de cronometración de tiempos del suceso, por lo que sólo suele ser empleado por asociaciones astronómicas en las que los recursos son bastantes y están bien repartidos.
Para iniciarse sólo es necesario contar con un pequeño teleobjetivo y un trípode que nos garantice la inmovilidad del cuerpo de la cámara. Se procederá de la misma manera como si se tratara de fotografías lunares corrientes, realizando varias tomas antes y después del inicio y fin del fenómeno, regulando los tiempos de exposición con los datos que nos aporte el fotómetro y efectuando los disparos con ayuda de un alargador de cable o mediante el sistema de retardo de la cámara.
Como es natural cuanto mayor sea la distancia focal del instrumento empleado mayor cantidad de finos detalles podrán conseguirse a la hora de efectuar ampliaciones, y mayor será el diámetro lunar en film.
Se pueden hacer series fotográficas distanciando un disparo de otro unos cinco minutos en todas ellas con la idea de dar tiempo a la sombra para que avance, variando el tiempo de exposición y el diafragma de acuerdo con lo que nos indique el fotómetro: al hacer cada disparo sería conveniente realizar otras dos fotografías más, con un diafragma más y uno menos, para así garantizar al menos un fotograma correcto de exposición, ya que no siempre lo que el fotómetro ve y lo que nosotros vemos coincide, sobre todo si hay diferencias notorias entre sombra y claridad.
Conviene tener anotados los valores de cada una de las tomas (hora en T.U, diafragma, velocidad, sensibilidad, ...) en un cuaderno especial para evitar posteriores equivocaciones a la hora de identificar y enumerar cada fotograma; si en este eclipse no obtenemos buenos resultados en el siguiente podemos contar con estos errores y evitarlos con toda seguridad.
Durante la fase de eclipse total podemos seguir realizando algunas tomas para intentar captar el tono rojizo o naranja del fenómeno (en ocasiones gris muy oscuro que hace desaparecer nuestro satélite), para lo cual se aconsejan series manuales a 4, 6, 8, 10, 12, 14 ó 16 segundos de exposición según el colorido del fenómeno, la focal del objetivo o la sensibilidad del film; debemos recordar que el eclipse lunar es menos apresurado que el solar, debido a su mayor duración: por ello aquí no tenemos tanta prisa como con el de Sol y podemos trabajar más relajados y a conciencia.
Si el seguimiento lo efectuamos a través de un telescopio se procederá de la forma ya explicada anteriormente, empleando el motor sincrónico si lo tuviésemos para garantizar así una imagen libre de movimientos indeseados. Se utilizará un ocular de baja potencia (pocos aumentos 20 ó 40 milímetros ), para realizar los conjuntos totales del fenómeno y variar luego a mayor aumento si lo que deseamos obtener es el momento en que la sombra llegue a un determinado accidente o se desea captar el aspecto de ciertos cráteres Platón o Aristarco bajo la sombra terrestre.
Una vez finalizado el fenómeno conviene procesar cuanto antes el negativo para ver hasta dónde hemos sido capaces de llegar en nuestro seguimiento: si vamos a tardar algún tiempo en revelarlo sería mejor guardarlo en el refrigerador hasta el momento de hacerlo, evitando así la pérdida de calidad en las imágenes obtenidas, aunque actualmente existen excelentes cámaras digitales que nos ahorrarán todas las molestias de las clásicas cámaras del tipo SLR.