Tenis de Mesa Español - Guía Técnica PNTD/Psicología
Psicología deportiva
[editar]Introducción
[editar]El Diccionario de la Lengua Española define entrenador como la persona que prepara o adiestra personas, especialmente, para la práctica de un deporte. En su trabajo, el entrenador de tenis de mesa guía el aprendizaje y dirige a un equipo en entrenamiento y competición. El entrenador de tenis de mesa tiene unas necesidades psicológicas en el desarrollo de su actividad que van a estar relacionadas con su propio equilibrio emocional y comportamiento personal, así como con el liderazgo que ejerce con su equipo técnico y con sus jugadores. Las posibilidades que ofrece la utilización de la psicología en el ámbito del deporte son múltiples, sobre todo en la mejora del rendimiento deportivo de los jugadores, sin olvidar aspectos relacionados con la eficacia del entrenador y demás profesionales relacionados (preparador físico, médico, fisioterapeuta, …). Con este planteamiento es lógico que en la formación de los entrenadores esté presente la psicología como herramienta de trabajo en el desarrollo de sus funciones. El rendimiento del jugador en el entrenamiento y en la competición de tenis de mesa requiere una alta concentración y una constante toma de decisiones en situaciones en las que un punto puede ser decisivo para el resultado individual y de equipo. Por otra parte, el grado de conocimiento del nivel de juego del contrario puede condicionar el estado emocional del jugador. Además, las características propias de este deporte, a las que hay que sumar las generales de la práctica deportiva, hacen necesaria una preparación psicológica tanto de los jugadores como de los distintos profesionales que trabajen con ellos, en especial el entrenador, que puede obtener del conocimiento psicológico un apoyo que potencie sus habilidades para comprender mejor los estados de ánimo de sus jugadores, así como en la preparación técnica y táctica en el entrenamiento, instrucciones en la competición, liderazgo, didáctica, etc. La condición del deportista para el rendimiento en la competición, previo esfuerzo en el entrenamiento, requiere trabajar distintos aspectos como la condición física, técnica, táctico-estratégica y psicológica. La incorporación del conocimiento psicológico al deporte puede contribuir a alcanzar objetivos en todas estas áreas:
Preparación física. Respecto a la condición física, la aportación psicológica puede favorecer la adherencia al entrenamiento, el control del sufrimiento y del cansancio, así como la recuperación, y la prevención del agotamiento psicológico.
Preparación técnica. En cuanto a la cuestión técnica, la psicología puede aportar, principalmente al entrenador, el conocimiento necesario sobre el aprendizaje humano para facilitar el proceso. También se pueden utilizar técnicas psicológicas de motivación, comprensión, atención y auto-regulación, para favorecer este tipo de aprendizaje. En este aspecto la psicología puede modificar las actitudes rígidas y negativas a la hora de incorporar nuevas técnicas al repertorio del jugador, facilitando además el trabajo rutinario necesario.
Preparación táctica-estratégica. En la táctica-estrategia de juego, el conocimiento psicológico tiene mucho que aportar en la mejora de la habilidad de toma de decisiones en situaciones relevantes, favoreciendo la auto-confianza y la percepción de control del jugador, tan importantes en la competición.
Preparación psicológica. Por último, está claro que la práctica psicológica va a mejorar la condición psicológica del jugador, tanto en el entrenamiento como en la competición, en aspectos tan necesarios como: motivación, control de la atención y la decisión, autoconfianza, control emocional, aceptación de la realidad, estado de ánimo positivo, tolerancia al sufrimiento y la frustración, constancia, y otros aspectos más adaptados a la persona y situación concreta. Todas estas referencias anteriores sobre las posibilidades de la psicología deportiva se plantean como objetivos potenciales que marcarán la pauta de los objetivos concretos que se vayan planteando según las necesidades reales de cada momento.
Algunas habilidades psicológicas que conviene trabajar en el tenis de mesa pueden ser las siguientes:
- Establecimiento de metas y objetivos - Autoobservación y autorregistro conductual - Autoobservación subjetiva emocional y fisiológica - Evaluación objetiva del propio rendimiento - Técnicas de relajación - Práctica en imaginación - Habilidades atencionales - Utilización de autoinstrucciones - Modificación de pensamientos distorsionados - Autocontrol emocional y del nivel de activación - Habilidades de automotivación - Técnicas de resolución de problemas y toma de decisiones - Habilidades sociales y de comunicación interpersonal.
El esquema de trabajo psicológico debe estar basado en una relación directa y estrecha del entrenador y el psicólogo, para mejorar las habilidades de los jugadores, atender sus estados de ánimo y asesorarles desde el conocimiento psicológico, en el entrenamiento y en la preparación de la competición, para intentar conseguir óptimos resultados. En el trabajo diario puede que el entrenador no tenga acceso a relacionarse con un profesional de la psicología, lo cual limitará sus posibilidades en este campo. Sin embargo esto no significa que no se puedan tener en cuenta algunos factores psicológicos acordes con el nivel de formación del entrenador.
El entrenador de tenis de mesa y la psicología.
[editar]El entrenador de tenis de mesa tiene unas necesidades psicológicas en el desarrollo de su actividad que van a estar relacionadas con su propio equilibrio emocional y comportamiento personal, así como con en el liderazgo que ejerce con sus jugadores, y con la comunicación con el resto del equipo técnico, directivos, árbitros, padres de los jugadores, etc. La mejora en el aprendizaje del tenis de mesa de los jugadores supone cierta exigencia de resultados que puede generar estrés y frustración. Es necesario realizar las tareas planificadas, tomar decisiones, distribuir tiempos, exigir, y a la vez, motivar, animar, enseñar, etc. Esto requiere una gran estabilidad emocional sobre todo cuando los resultados no son los esperados. Para regular el propio funcionamiento psicológico es recomendable mejorar, en lo posible, la inteligencia emocional. Pasamos a explicar este concepto tan interesante, que en el entrenador de tenis de mesa puede tener un doble componente, ya que además de aumentar las posibilidades de éxito personal, también la puede transmitir a sus jugadores, generando así un ambiente de equipo emocionalmente inteligente.
Concepto de inteligéncia emocional(IE).
[editar]El psicólogo norteamericano que difundió el concepto de inteligencia emocional, Daniel Goleman, la define como la capacidad de reconocer nuestras propias emociones y las emociones de los demás, de motivarnos a nosotros mismos, y de controlar nuestras emociones y las de los demás. Desde siempre hemos oído que el cociente intelectual (C.I.) era determinante para saber si una persona tendría éxito en la vida. Sin embargo, desde los años 90, sabemos, y ha quedado demostrado científicamente, que son otras capacidades, las necesarias para el éxito profesional y personal. Así se comprobó que las emociones juegan un papel importantísimo en la vida, ya que normalmente influyen en nuestras decisiones aunque no seamos muy conscientes de ello. Por tanto conocer nuestras emociones y controlarlas puede ser la clave para funcionar mejor. También es importante conocer las emociones de las personas con las que nos relacionamos. Al conocimiento de lo que pensamos y de cómo nos comportamos, sumamos el conocimiento de nuestras emociones. Pensamiento, acción y emoción, están interrelacionados en cada momento. El concepto de IE nos puede servir para marcar la pauta de desarrollo de las capacidades personales y profesionales, en especial las de las personas que tienen ciertas responsabilidades, como es el caso de los entrenadores de tenis de mesa. Esquemáticamente los principales componentes de la inteligencia emocional son:
Autoconocimiento emocional (o conciencia de uno mismo). Se refiere al conocimiento de nuestras propias emociones y cómo nos afectan. En muy importante conocer el modo en el que nuestro estado de ánimo influye en nuestro comportamiento, cuáles son nuestras virtudes y nuestros puntos débiles. En muchos casos, sabemos poco de nosotros mismos.
Autocontrol emocional (o autorregulación). El autocontrol nos permite no dejarnos llevar por las emociones del momento. Se trata de regular nuestro comportamiento distinguiendo lo que es producto del momento, de lo que perdurará en el tiempo. De esta forma no actuamos solamente por impulsos, sino que graduamos y dosificamos nuestra energía teniendo en cuenta nuestros intereses y principios.
Automotivación. Dirigir las emociones hacia un objetivo nos permite mantener la motivación y fijar nuestra atención en las metas en lugar de en los obstáculos. En esto es necesaria cierta dosis de optimismo e iniciativa, de forma que seamos emprendedores y actuemos de forma positiva ante los contratiempos.
Reconocimiento de emociones ajenas (o empatía). Las relaciones sociales se basan muchas veces en saber interpretar las señales que los demás emiten de forma consciente o inconsciente, verbales y no verbales. El reconocer las emociones ajenas, nos puede ayudar a establecer lazos más reales y duraderos con las personas de nuestro entorno. Esto nos sirve para entenderlas e identificarnos con esas personas.
Relaciones interpersonales (o habilidades sociales). Cualquiera puede darse cuenta de que una buena relación con los demás es una de las cosas más importantes para nuestras vidas y para nuestro trabajo. Y no sólo tratar a las personas que nos resultan agradables. Sino también tratar exitosamente con aquellos que están en una posición contraria u hostil.
Las potencialidades psicológicas son susceptibles de aumentar con un proceso de aprendizaje en el que la persona, a través de la conciencia de sí mismo, de sus emociones y las de los demás, de su motivación interna y de sus relaciones interpersonales, consigue adaptarse mejor a las vicisitudes de su vida laboral y personal. En el caso del entrenador de tenis de mesa, la mejora de las capacidades de la inteligencia emocional va a proporcionarle competencias personales y sociales muy adecuadas para desarrollar su trabajo con éxito.
Competencia personal. Las competencias personales que se refieren al modo en que nos relacionamos con nosotros mismos, incluirían la conciencia personal y la autogestión. A su vez, dentro de la conciencia personal, podemos distinguir la conciencia emocional y la valoración adecuada de uno mismo, así como la autoconfianza. Esta autoconciencia emocional va a favorecer que nos conozcamos mejor y que podamos valorarnos de una forma positiva, llegando a tener confianza en nosotros mismos. Por otro lado el segundo componente de la competencia personal, la autogestión, es clave para desarrollar el trabajo de entrenador de tenis de mesa. Para gestionar nuestra propia vida, necesitamos algunas competencias como: autocontrol emocional, transparencia, adaptabilidad, logro, iniciativa y optimismo.
COMPETENCIA PERSONAL 1. CONCIENCIA PERSONAL - CONCIENCIA EMOCIONAL DE UNO MISMO: Ser consciente de las propias emociones y reconocer su impacto, al utilizar las “sensaciones viscerales” como guía para la toma de decisiones. - VALORACIÓN ADECUADA DE UNO MISMO: Conocer las propias fortalezas y debilidades - AUTOCONFIANZA: Seguridad en la valoración que hacemos de nosotros mismos y de nuestras capacidades. 2. AUTOGESTIÓN - AUTOCONTROL EMOCIONAL: Capacidad de manejar adecuadamente las emociones y los impulsos conflictivos. - TRANSPARENCIA: Sinceridad e integridad; responsabilidad. - ADAPTABILIDAD: Flexibilidad para afrontar los cambios y superar los obstáculos. - LOGRO: Esforzarse por encontrar y satisfacer criterios internos de excelencia. - INICIATIVA: Prontitud para actuar cuando se presenta la ocasión. - OPTIMISMO: Ver el lado positivo de las cosas.
Competencia social. En las competencias sociales, que se refieren al modo en que nos relacionamos con los demás, que van a estar determinadas por el contexto en el que se desarrolla la actividad de entrenador de tenis de mesa, y que son fundamentales para nuestro propio desarrollo, tenemos la conciencia social y la gestión de las relaciones. Dentro de la conciencia social, destacamos la empatía como base de las relaciones interpersonales. También incluimos la conciencia de la organización en la que se desenvuelve profesionalmente la persona. Por último la conciencia social por una vocación de servicio a los demás, tan característica de la función de entrenador de tenis de mesa.
En relación a la gestión de las relaciones en las competencias sociales, comenzamos por el liderazgo. Qué duda cabe que los entrenadores que mejoren su capacidad de liderazgo mejorarán en algunos aspectos como la influencia y desarrollo sobre los demás y, en general, en su entorno. Además, podrán promover el cambio, resolver conflictos y establecer vínculos, destacando por su colaboración y trabajo en equipo. Aspectos fundamentales para desarrollar las funciones de entrenador de tenis de mesa.
COMPETENCIA SOCIAL 1. CONCIENCIA SOCIAL - EMPATÍA: Ser capaz de tener en cuenta las emociones de los demás, comprender su punto de vista e interesarnos activamente por las cosas que les preocupan. - CONCIENCIA DE LA ORGANIZACIÓN: Capacidad de darse cuenta de las corrientes, redes de toma de decisiones y política de la organización. - SERVICIO: Capacidad para reconocer y satisfacerlas las necesidades de los demás.
2. GESTIÓN DE LAS RELACIONES - LIDERAZGO INSPIRADO: Capacidad de esbozar visiones claras y convincentes que resulten altamente motivadoras. - INFLUENCIA: Utilizar un amplio abanico de técnicas de persuasión. - DESARROLLO DE LOS DEMÁS: Saber desarrollar las habilidades de los demás mediante el feedback y la guía adecuada. - CATALIZAR EL CAMBIO: Alentar, promover y encauzar el cambio en una nueva dirección. - GESTIÓN DE LOS CONFLICTOS: Capacidad de negociar y resolver los desacuerdos. - ESTABLECER VÍNCULOS: Cultivar y mantener una red de relaciones. - TRABAJO EN EQUIPO Y COLABORACIÓN: Cooperación y creación de equipos.
Según lo tratado hasta el momento con respecto a la IE, la mayoría de las competencias personales y sociales relacionadas con la inteligencia emocional, son características bien valoradas en un técnico deportivo. En conclusión, si desarrollamos la inteligencia emocional, cosa que es posible y así se ha demostrado científicamente, estaremos favoreciendo la posibilidad de mejorar psicológicamente en nuestro trabajo como entrenadores de tenis de mesa.
Necesidades psicológicas del entrenador de tenis de mesa
[editar]Las necesidades psicológicas del entrenador de tenis de mesa se pueden establecer en cuatro campos de actuación:
Necesidades personales: La conducta del entrenador y su equilibrio emocional van a ser claves en su rendimiento. Por lo tanto el entrenador de tenis de mesa debe comenzar por un trabajo psicológico personal que le posibilite relacionarse con efectividad, ejercer el liderazgo requerido por el jugador o grupo de jugadores asignado, y favorecer el aprendizaje del tenis de mesa.
Necesidades de relación: Además de influir en los jugadores, es conveniente que el entrenador tenga habilidades de relación con las personas de su entorno inmediato. Principalmente con los jugadores y demás profesionales relacionados (entrenadores, monitores, preparador físico, médico, fisioterapeuta, psicólogo, etc.).
Necesidades en el liderazgo: La acción de liderazgo debe ir encaminada a favorecer el aprendizaje de las destrezas necesarias para mejorar el juego, conseguir el máximo rendimiento en los entrenamientos y en la competición.
Necesidades en la enseñanza: Al final el objetivo del entrenador va a ser transmitir eficazmente conocimientos sobre tenis de mesa.
Vamos a ir comentando algunas cuestiones concretas relacionadas con éstas necesidades psicológicas del entrenador de tenis de mesa.
Inteligencia emocional. Hemos tratado anteriormente este concepto que puede considerarse la base de las necesidades psicológicas personales del entrenador de tenis de mesa.
Gestión del tiempo personal. Esta necesidad personal es fundamental y está muy relacionada con el propio rendimiento. Algunas recomendaciones son: planificar la agenda y dar prioridades, estimar el tiempo que puede llevar cada tarea, prevenir posibles dificultades, controlar factores ambientales distractores y aprender a apoyarse en los jugadores.
Las expectativas del entrenador. La influencia de las expectativas del entrenador en la ejecución de algunos jugadores puede ser determinante en su éxito o fracaso. En este punto podemos hacer referencia a la Teoría de la Profecía Autocumplida (Merton, 1948), que se relaciona con la confirmación de nuestras expectativas, ya que cuando mantenemos una firme creencia respecto a algo o alguien, acabamos corroborándola. Por ejemplo, si estamos convencidos de que un jugador va a conseguir cierta mejora, es probable que debido al interés, el apoyo formativo, la implicación, el tiempo, etc. que le dedique a ese jugador, éste desarrolle esa habilidad. Por el contrario, si las expectativas del entrenador son negativas, disminuirán las probabilidades de mejora. Según esta teoría no siempre, pero en ocasiones, partimos de una idea sin suficientes evidencias en las que fundamentarnos, a partir de la cual generamos los cambios necesarios para su confirmación. Por otro lado también puede ser frustrante el adoptar expectativas inalcanzables. La habilidad del entrenador será establecer expectativas no limitantes basadas en la realidad, después de una evaluación de las potencialidades del jugador.
Motivación de logro y de proceso. En el tenis de mesa lo normal es centrarse más en los resultados que en el proceso. Está claro que para un entrenador los resultados en la competición deben ser importantes. Sin embargo no hay que olvidar que en el camino hasta alcanzar los objetivos, es decir, en el entrenamiento diario, se puede encontrar motivación. Esta es la motivación de proceso. La motivación de la constancia, del trabajo bien hecho, de la atención a los detalles, del ánimo, del esfuerzo en el día a día. Este concepto, muy relacionado con la automotivación como factor de la inteligencia emocional, no hay que olvidarlo, porque puede ser la clave del éxito.
Estilo de liderazgo apropiado. El entrenador de tenis de mesa necesita establecer un estilo de liderazgo apropiado en cada caso, para facilitar que los jugadores alcancen sus objetivos.
La comunicación interpersonal. La comunicación es una de las principales facultades del ser humano. Incluso podríamos decir que sin comunicación no podríamos desarrollarnos como personas. Hagamos lo que hagamos, nos comunicamos. Es imposible no comunicar. Esto es así de tal forma que hasta el silencio es comunicación. Podríamos decir que pensar es hablar con nosotros mismos. Por estas razones el dominio de las técnicas de comunicación es tan importante para el entrenador de tenis de mesa.
Comunicación eficaz en la cohesión de grupo. Conseguir que la comunicación fluya en el grupo de jugadores es un objetivo necesario, para una buena interacción entrenador-jugadores, que va a favorecer el proceso de aprendizaje. Algunas recomendaciones para conseguir una comunicación eficaz en la cohesión de grupo (Weinbergy Gould, 1986) son:
- Explicar el papel individual en el éxito del equipo. - Desarrollar el sentimiento de orgullo dentro de los sub-grupos. - Establecer objetivos de equipo. - Estimular la identidad del equipo. - Evitar la formación de subgrupos. - Evitar la rotación excesiva. - Celebrar reuniones de equipo periódicas para resolver conflictos. - Permanecer en contacto con el ambiente del equipo. - Conocer la situación del deportista
La comunicación con los padres. Los padres tienen derecho a saber todo sobre sus hijos pero no deben interferir en su proceso de aprendizaje. Es fundamental, entonces, que los entrenadores se comuniquen con los padres de una forma apropiada. Se pueden considerar temas apropiados para que el entrenador trate con los padres, los siguientes:
- El bienestar físico y mental de sus hijos. - Las formas de ayudarle. - Preocupaciones relacionadas con su conducta.
Sin embargo, no se consideran temas apropiados para hablar con los padres:
- El sistema de entrenamiento. - La estrategia de juego. - La selección para la competición. - Otros deportistas.
En este tema, el entrenador deberá tener muy en cuenta el tipo de padre con el que se relaciona, para adaptar su estilo de comunicación. Según Smoll (1986) los padres pueden responder a la siguiente clasificación: desinteresados, excesivamente críticos, vociferantes, “entrenadores auxiliares” y sobre-protectores. Sin embargo, es importante contar con la ayuda de padres bien informados. Para ello el entrenador puede comunicarse con los padres para minimizar los posibles conflictos.
Influencia del entrenador en el desarrollo del jugador. El entrenador juega un papel importante en el desarrollo de los jugadores más jóvenes. Sus conductas están relacionadas con la autoestima. Es importante que los entrenadores tengan en cuenta:
- Elogiar de forma sincera y estimular a los jugadores cuando hacen las cosas bien. - Desarrollar expectativas realistas. - Recompensar el esfuerzo tanto como el resultado. - Centrar la atención en la enseñanza y entrenamiento de destrezas. - Modificar destrezas y actividades. - Modificar reglas para maximizar la acción y participación. - Recompensar la técnica correcta, no sólo el resultado. - Corregir errores de forma positiva. - Crear un entorno que reduzca el miedo al fracaso.
Importancia de la evaluación. El proceso de aprendizaje que el entrenador dirige, debe evaluarse, para saber si se están alcanzando los objetivos previstos, y de esta manera reconducir el entrenamiento en la dirección apropiada para cada jugador. Lo más importante es observar en todo momento al jugador en sus conductas y estados de ánimo: También preguntarle cómo se siente, qué piensa, qué necesita, cuáles son sus inquietudes, ... Todo esto en un clima de confianza, sin temores, y agradeciendo su colaboración. Además de la observación directa y la comunicación, también se pueden utilizar elementos de apoyo como registros y cuestionarios.