Poner el pollo cortado a octavos en una cazuela con una cucharada de aceite, 4 dientes de ajo enteros, 1 hoja de laurel y una pizca de sal. Dejar rehogar a fuego lento hasta que se evapore todo el líquido que suelta el pollo.
Añadirle unas 2 cucharadas soperas de vinagre y un poco de pimienta molida negra.
Llenar la olla de agua con aproximadamente 1.5 litros y dejar cocer de 15 a 20 minutos.
Apartar la cazuela del fuego, y sacar toda la carne con ayuda de una espumadera.
Rebozar cada pieza de pollo con huevo y pan rallado.
Volver a echar las piezas de pollo rebozado a la cazuela con caldo.
Aliñar el caldo con unos 150 ml de vinagre y sal al gusto.
Dejar enfriar.
Trucos y consejos
Esta es una receta refrescante y muy apetitosa, sobre todo en verano.
Al igual que el gazpacho, el caldillo de pollo se toma siempre frío y tendrá mejor sabor si se deja reposar de un día para otro.