Pelar las patatas, lavarlas y secarlas con un paño; partirlas luego en taquitos del tamaño de un pulgar. Volver a lavarlas bajo el grifo dentro de un escurridor. Verter sal sobre las patatas al gusto y removerlas. Poner a calentar el aceite en la sartén a fuego intenso y cuando esté caliente, se vierten las patatas, moviéndolas de vez en cuando para freirlas homogéneamente. Una vez fritas las patatas (no deben llegar a dorarse), se ponen a escurrir.
Se parte la cebolla en cuadraditos pequeños (del tamaño de una uña) y se doran en la sartén hasta que se pongan transparentes. Se retira junto con las patatas y se quita el aceite sobrante de la sartén.
En una fuente, se vierten los 8 huevos. Se les añade una pizca de sal por cada yema. Con un tenedor se baten los huevos intensamente hasta conseguir el punto de batido (el color del huevo batido es homogéneo y debe quedar una capa de espumita en la parte superior del batido). Por último, se mezclan con las patatas y la cebolla fritas en la fuente.
En una sartén grande se ponen tres cucharadas soperas de aceite a fuego medio/bajo (5-6 en una vitrocerámica con escala 1-9 o llama pequeña en fuego horneado). Cuando esté caliente la sartén, se vierte la mezcla de huevos, patatas y cebolla. Si la sartén tiene poca superficie antiadherente, es importante mover la sartén circularmente de izquierda a derecha pasados 3-4 minutos de cocción para impedir que el huevo se pegue a la superficie de la sartén.
Pasados 7-8 minutos, veremos cuajada la tortilla. De no ser así esperamos uno o dos minutos más y procedemos a dar la vuelta a la misma usando un plato llano o utensilio similar alternativo. Se vuelca la sartén sobre el plato, y después se deja deslizar suavemente la tortilla otra vez sobre ella, para que se haga por el otro lado. Esperamos 2 minutos y tendremos la tortilla lista para servir.